Regresar, reencarnado en la brisa del mar
es regresar con mil historias en el equipaje.
Me quedé allí sentada. Olía a hierbabuena, y me recordé a mí misma hace años jugando en esas mismas calles que siguen llevando mi nombre. Cerré los ojos y me teletransporté a tan sólo unas semanas atrás, a la serenidad de tus rasgos mientras dormías a mi lado. Abrí los ojos y ya no estabas. En su lugar estaba el olor a soledad, a rutina, y a hastío. No parece querer marcharse la herrumbre que se ha depositado en mi alma.
¿Qué voy a hacer con mi sino si no puedo cambiar el destino? Cierro los ojos y sueño.
¿Qué voy a hacer con mi sino si no puedo cambiar el destino? Cierro los ojos y sueño.
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